Hace unos días, una colega @laviajerainterior, publicó en instagram la siguiente frase: ”Todos somos los villanos en el cuento de alguien”. Al leerla me percaté de que muchas veces al escuchar a mis clientes de life coaching, al hablar con mis amigos o familiares o al prestar atención a mi dialogo interior, existe claramente una tendencia a buscar el error en el otro, y muy pocas veces nos detenemos a pensar en la cantidad de ocasiones en las que nos habremos comportado mal de forma inconsciente y habremos hecho daño.

Para todos está claro que recibimos lo que damos. Esta idea es la que realmente me ha motivado porque si todo lo que sale de nosotros regresa multiplicado, quiere decir que si estamos experimentando alguna situación que no nos gusta en nuestro presente, es porque nosotros en el pasado hemos tenido un comportamiento similar con alguien de forma consciente o inconsciente.

Esto me llevó inmediatamente a pensar: ¿Por qué mejor en vez de enfocarnos en la situación que no nos gusta de nuestro presente, nos enfocamos en identificar el comportamiento de nuestro pasado que nos ha traído al presente ese resultado que no nos gusta. La idea es hacernos conscientes de lo que hemos hecho, con el fin de corregir y evitar que situaciones que nos desagradan, se repitan una y otra vez.

Mi intención con los cuatro post de este mes es que aprendamos a tomar los conflictos en las relaciones como una oportunidad para aprender y generar mejores resultados.

Es importante que entendamos que cuando hablo de relación, no hablo exclusivamente de las amorosas. Los seres humanos no solo nos relacionamos con la pareja, sino con cualquier persona con la que interactuamos en nuestro día a día;compañeros de trabajo, amigos, familia…

Cada uno de nosotros interpreta las situaciones desde su identidad, no olvidemos que esta se forma a partir de la información que recibimos del entorno en el que crecemos (familia, centros educativos, medios de comunicación, redes sociales, religión, sociedad, país); por esta razón cada uno forma su propia identidad. Entonces, lo que es correcto para algunos puede no serlo para otros. Por este motivo caer en suposiciones, malentendidos, interpretaciones subjetivas o parcializadas es muy sencillo. Tristemente salir del conflicto interno y externo que se ha ocasionado, no es tan simple.

Con el fin de evitar que nuestra vida diaria se contamine y de encontrar algo positivo en una situación que no es tan agradable, propongo para los post de este mes los siguientes temas.

  • ¿Hasta qué punto somos las víctimas o los victimarios?
  • ¿Cómo podemos descubrir el rol que estamos jugando?
  • ¿Qué hacer para aprovechar estos conflictos logrando reflexionar, aprender y no repetir los mismos errores?

Comencemos entonces por el primero

¿Hasta que punto somos la víctima o el victimario?

Si estamos involucrados en una situación que no nos gusta, no es porque el otro sea mala persona sino porque nosotros hemos permitido su comportamiento, se estarán preguntando: ¿Cómo lo hemos permitido? La respuesta es muy sencilla, nosotros hemos dejado que esa persona entre en nuestra vida o que siga estando en ella, le hemos otorgado poder sobre nosotros, en el momento que desde nuestro punto de vista se ha equivocado es posible que en vez de aclararlo hayamos hecho la vista gorda por el cariño que le tenemos, por evitar problemas, por miedo o incluso por falta de valor.

Es evidente que si no manifestamos nuestras molestias, el otro no podrá conocer nuestras necesidades, por esto es mejor comunicarlo y si el otro no quiere escucharlo, está claro que quizás para esa persona su relación con nosotros no tiene el valor que le hemos dando.

Todos somos libres de elegir y con quién compartimos nuestras experiencias, pero es vital que si nos damos cuenta de que las cosas no van por donde deberían, debemos tomar nuestro camino y así evitar comportamientos futuros que pueden intoxicar nuestro día a día y el de los demás. Pondré un ejemplo muy simple con el fin de hacer las cosas más gráficas.

Imagínate que conoces a alguien, la persona te gusta, comienzan a salir y a sentirse a gusto el uno con el otro. Pasado un tiempo descubres que a la persona le gusta beber. Se conocen hace poco y tú detestas la bebida porque tu padre fue alcohólico: ¿Qué harías?

Hay personas que pensarían: “Se que puedo cambiarlo, me quedaré con él/ella, seguro que por mí deja de beber, yo puedo salvarlo/a”. Otro pensaría: “Como prefiero aceptar a las personas como son y no querer cambiarlas pero tampoco quiero sufrir y el tema del alcohol  me supera, prefiero dejarlo hasta este punto”.

Este ejemplo es muy básico, la idea es extrapolarlo a comportamientos más profundos. No sé qué camino tomarían ustedes, en mi caso tomaría el segundo, muchos pueden pensar que es egoísta pero les explicaré porqué desde mí punto de vista no lo es.

  • Intentar cambiar a alguien para que se adapte a nosotros o satisfaga nuestras necesidades es egoísta con el otro.
  • Hacer de “bueno“ y amarrarnos a una situación que sabemos que ocasionará incomodidad a la otra persona y sufrimiento a nosotros, es doblemente egoísta. No solo se ve afectado el otro por nuestros continuos reproches y por querer cambiarlo, sino que nos encadenaremos a una situación que nos llevará al límite.
  • Dejar que el otro siga su camino y solucione su problema con el alcohol cuando lo decida y con ayuda profesional, no solo nos libera de convertirnos en víctimas, sino que le permite al otro vivir su experiencia de vida como lo prefiera.

¿Recuerdan que cuando estamos en la cabina del avión antes de despegar nos dicen que si saltan las mascaras de oxígeno primeros debemos ponernos la nuestra para luego poder ayudar a quienes están a nuestro lado? Todo empieza por casa, si queremos vivir una vida plena,es indispensable pensar primero en nuestro bienestar para que estando bien nosotros, podamos ofrecer buena energía y positivismo a los demás.

Ahora bien, me gustaría que analizáramos la otra cara de la moneda, el personaje que tiene problemas con el alcohol no sabe cuales son nuestras necesidades, nuestros programas mentales, ni mucho menos nuestros patrones de comportamiento. Lo que si está claro es que tiene un problema aunque no sea consciente de él, y que ese problema a nosotros nos produce sufrimiento.

¿Está siendo un victimario? Está claro que sí aunque de forma inconsciente o involuntaria, pero lo está siendo. A dónde quiero llegar con esto es a que nos demos cuenta de que en muchas ocasiones nuestros actos pueden afectar a otros sin siquiera darnos cuenta.

Si quieren profundizar en el tema, no olviden seguir los post dominicales de este mes.

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

Video de 60 SEGUNDOS DE REFLEXIÓN 

“No vemos la vida como es sino como somos” Krishnamurti

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