Me caracterizo por ser una persona muy observadora, quizás es por mi profesión, aunque recuerdo que ya lo era antes de comenzar a trabajar con las personas para acompañarlas a alcanzar su equilibrio y bienestar emocional
Cuando estoy con gente presto mucha atención a su comunicación verbal y no verbal, su actitud, cómo se relacionan… No se alcanzan a imaginar cuánta información podemos obtener de los demás con solo estar atentos y escucharlos ascertivamente. La idea de este ejercicio en ningún caso es juzgar, sino más bien acercarnos a nuestro interlocutor, permitirnos conectar con él y con sus necesidades para ofrecerle algo de nosotros, pero bueno, este no es el tema de hoy.
Me gustaría compartir con ustedes una teoría que tengo, esta es el resultado de muchos años de observar a toda la gente con la que interactúo, familia, amigos, antiguos compañeros de trabajo, etc.
Todo comenzó hace tiempo cuando un compañero de la empresa en la que trabajé hace años me dijo que sentía que todo le salía mal, me comentó que tenía problemas económicos aunque a decir verdad yo sabía que el recibía más ingresos que muchos incluida yo. En su momento sentí la necesidad de decirle que se enfocara en todas las cosas buenas que tenía en su vida, su esposa, sus hijos, su casa, su trabajo… pero lograr que se alineara con pensamientos positivos era por decirlo de alguna manera imposible. Es curioso, usualmente intentamos encontrar las cosas positivas en las situaciones negativas que experimentamos, pero él era todo lo contrario, siempre encontraba lo negativo en lo positivo.
Cada día traía un nuevo drama, muchos de ellos se basaban en compararse: “fíjate que fulano gana más que yo», en suposiciones: “la gente que tiene dinero debe ser muy muy feliz”. Incluso algún día llego a decirme que mi vida era perfecta porque no tenía hijos ni responsabilidades, me pareció muy apresurado pensar que mi vida era perfecta cuando lo único que veía de mí era lo que vivíamos en el trabajo.
Desde ese día hasta hoy, me he encontrado a miles de personas como él, pero atención, también me encuentro con el polo opuesto, las que aprovechan la oscuridad para buscar luz, las que aprecian todo lo que reciben cada día, las que están tan ocupadas aprovechando su presente que no tienen tiempo para compararse con nadie y mucho menos para asumir que la vida de los demás es mejor, etc. Estás personas viven su vida desde el agradecimiento, disfrutan de todo y de todos, en vez de concentrarse en qué les falta se concentran en lo que tienen y le sacan el mayor partido.
Con los años he podido verificar en primera persona que estos dos tipos de personas se diferencian principalmente en que los primeros no son agradecidos, por esta razón viven enfocados en lo negativo y como resultado les cuesta ser felices y vivir en paz, mientras que los segundos viven enfocándose en lo positivo, por esta razón logran ser agradecidos y como resultado logran vivir felices y en paz. Pero entonces, ¿Cuáles son las diferencias básicas entre una persona agradecida y una persona desagradecida?
¿Por qué las personas agradecidas son exitosas y las desagradecidas no?
Aunque suene extraño, todo lo que se aloja en nuestra mente se convierte en una directriz que construye nuestra realidad, por decirlo de alguna manera nosotros somos los arquitectos y nuestros pensamientos, emociones e intenciones son los planos. Cuando nuestra cabeza vibra en lo positivo sentimos que tenemos la energía para alcanzar lo que nos proponemos, somos creativos, encontramos soluciones, irradiamos alegría… todo esto hace que comencemos a atraer a nuestra vida POSIBILIDADES, pongo la palabra en mayúsculas porque esta es la clave de todo; ser agradecidos nos otorga automáticamente la capacidad de ver posibilidades en cualquier tipo de experiencia.
No sé ustedes, pero en mi caso prefiero compartir mi tiempo con personas alegres, animadas, positivas, etc. estas personas de alguna forma se convierten en un imán, no solo me proporcionan buena energía sino que al sentir que comparten conmigo su ánimo y positivismo, yo siento ganas de darles lo mejor de mí también. Por esta razón a una persona agradecida siempre hay alguien que la ayude, que le dé una oportunidad, atrae cosas positivas a su vida… mientras que cuando somos desagradecidos tristemente lo que causamos es el efecto contrario, por esto llegamos a tener la sensación de que todo nos sale mal, que nadie nos apoya e incluso podemos observar como los demás se alejan de nosotros.
Seguramente se estén preguntando: ¿Cómo puedo convertirme en una persona agradecida? No es tan difícil, solo necesitamos reprogramar esa parte de nosotros que vive enfocada en la queja, en la comparación, en la suposición, en lo negativo… pero eso lo veremos en el artículo de la siguiente semana.
Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com
“Cambia tú y cambiará tu mundo”
Foto: fotolia.com
Muy interesante, gracias por compartirlo
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Gracias a ti clara por ser parte de http://WWW.VALORARTEBLOG.COM feliz día
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