En los últimos dos meses hemos estado hablando sobre una importante herramienta llamada Eneagrama, lo llamo herramienta porque bien utilizado puede ayudarnos no solo a entendernos, sino a entender a los demás. Es importante aclarar que las 9 personalidades no fueron definidas para juzgar a quienes nos rodean sino más bien para entender qué de nuestro interior nos motiva a interpretar de una forma determinada lo que sucede, y a responder frente al entorno de la manera en que lo hacemos.

Viviendo en Colombia, tuve el privilegio de asistir a las clases impartidas por el para mí fantástico Gerardo Shmedling, su sabiduría me abrió los ojos hacia otra forma de vivir. Uno de los momentos que siempre recordaré fue cuando me dijo: “No creas nada, ni a mí ni a nadie. Si la información que escuchas te resuena, verifícala por ti misma, solo así pasará de ser un mero conocimiento y se convertirá en sabiduría”.

Esas palabras vibraron tan dentro de mí que desde ese momento dejé de permitir que la sociedad me contaminara con lo que supuestamente es “correcto o adecuado”, y me permití comenzar a explorar por mí misma aún cuando para otros lo que exploraba podía ser tachado como algo de locos.

Hoy en día agradezco haber comenzado este proceso hace ya 14 años, proceso que me ha llevado a ser más tolerante con los conceptos o ideas que quizás no comparto; a saber cuando decir no y cuando alejarme; a entender que mi libertad termina en donde comienza la del otro; a darme cuenta que la única responsable de lo que vive soy yo; a entender que la información que me rodea (medios, música, libros, gente, la religión, la tv…) influye negativa o positivamente en mi forma de ver la vida y por eso, debo cuidar muy bien lo que leo, veo, escucho y con quien me relaciono; a comprender que cada uno da lo mejor que puede y que cada uno interpreta la realidad dependiendo de las creencias que ha construido mentalmente a partir de la información que ha recibido; y lo más importante, a entender que mi vida es un reflejo de lo que tengo dentro y que si quiero algo distinto para mí, debo comenzar transformando mi interior.

Muchos años han pasado ya, pero cuando tuve la oportunidad de hacer el eneagrama con Daniel Castro, excelente por cierto, desde mi punto de vista los velos se cayeron porque pude vislumbrar quién era yo realmente, pude entender el porqué de mi frustración y mi dolor en ese momento. Mi madre acababa de morir y no encontraba la forma de aceptarlo y estar en paz, de comprender cómo algo que me parecía tan negativo podría traer algo positivo para mi vida. Hoy mi mamá descansa en paz y yo estoy aprendiendo a vivir en paz, pero estoy aprendiendo porque he tomado las riendas de mi vida y porque he entendido que lo que la sociedad llama felicidad, realmente consiste en una esclavitud y una dependencia hacia algo o alguien (una persona, un objeto, una actividad, una sustancia, dinero, poder, etc.) mientras esa necesidad este satisfecha hay felicidad y cuando no, infelicidad. La pregunta es: ¿Qué es la felicidad para ti?…

No sé cuál será tu respuesta, siempre respetaré tu opinión y tu punto de vista. Ahora bien, me gustaría que me permitieras compartir contigo la mía. La felicidad es la capacidad de permanecer en paz y equilibrio en todo momento, en otras palabras es aprender a no pendular en el día a día sintiendo una extrema satisfacción cuando las cosas son como queremos y una profunda frustración cuando no lo son. Pero entonces ¿Cómo conseguirla?…

La clave está en comenzar a voltear los ojos hacia nosotros mismos, en conocernos, entendernos,  aceptarnos, etc. Cuando adquirimos la capacidad de reconocer nuestras necesidades, nuestras fortalezas y también nuestras debilidades, podemos vivir la vida con menos drama, aprendemos a ver nuestros errores sin auto culparnos o sin esconderlos; recordemos que el error no es negativo, el error es lo que nos indica que vamos por el camino equivocado y nos permite reconducirnos en la dirección que produzca resultados positivos no solo a nosotros mismos, sino para los demás.

El eneagrama no está hecho para que comencemos a estereotipar a los demás o para que los juzguemos, más bien está hecho para que podamos conocernos y entendernos, para que sea más sencillo descubrir nuestros patrones de conducta negativos, para descifrar el cúmulo de creencias limitantes que se albergan en nuestra mente y que cada día nos alejan de percibir la realidad de forma objetiva, para encontrar nuestros miedos y motivaciones, y por último para que después de habernos conocido a nosotros mismos, podamos comenzar a conocer a los demás y a establecer relaciones sanas.

“Tú y yo somos dos células de este gran cuerpo llamado tierra, si te hago daño, me hago daño”

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

“Cambia tú y cambiará tu mundo”