Después del artículo “El veneno de las expectativas en las relaciones de pareja”, recibí el siguiente comentario:

“Me cae como anillo al dedo pero ¿cómo dejar de tener expectativas? Es decir, es como si el cerebro ya viniera condicionado para tenerlas.”

El artículo de hoy será la respuesta a tan valioso comentario.

Nuestro cerebro no viene condicionado para eso, me parece más acertado decir que la información que recibimos desde muy pequeños proveniente del entorno (padres, centros educativos, familia, religión, sociedad, medios de comunicación…) lo condiciona para eso, y nosotros lo aceptamos sin discusión, convirtiéndolo en un hábito.

Suelo comentarle a mis clientes que nuestro cerebro es como un músculo, para desarrollarse necesita ser entrenado. Si lo hemos entrenado para tener expectativas, tendremos que desaprender y reprender; es decir, sustituir un hábito negativo por uno positivo. Ahora bien, esto tomará un tiempo, entonces mientras entrenamos a nuestra mente para no apegarse a idealizaciones futuras, podemos desenmascararlas y así irán perdiendo poder.

La única manera de soltar algo en paz es entender que no nos aporta lo que necesitamos. La comprensión es una herramienta muy poderosa que nos ayuda a aceptar las circunstancias, a liberarnos de lo que nos hace daño, a respetar a los demás y por supuesto a desenmascarar las expectativas.

Trabajaremos hoy con el caso de José y Carmen propuesto en el artículo anterior con el fin de hacer el ejemplo más gráfico. Aclaro que este proceso al que yo llamé la llave 3/7 está diseñado para aplicarlo a cualquier tipo de expectativa.

Cuadernillo de trabajo para desenmascarar una expectativa “la llave 3/7”

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Reflexión

  • José está pensado únicamente en sus necesidades y preferencias, en ningún momento está teniendo en cuenta los intereses y gustos de Carmen.
  • Le está dando fuerza a una idea mental que es que si ella no reduce su vida social es porque no lo quiere, pero esto es una suposición que está cimentada en las conceptos y valores de José más no en los de Carmen. Quizás para Carmen querer al otro es darle espacio y dejarlo libre.
  • Podemos observar que el protagonista de nuestro caso, está siendo bastante egoísta. Si quiere tanto a Carmen, ¿por qué no la acepta como es?, ¿por qué siente la necesidad de cambiarla?, ¿por qué no la deja ser libre?

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Reflexión

Esta fase nos hará ver que la expectativa solo nos complica la vida y nos aleja de lo que esperamos obtener.

  • El miedo de José está basado en dos creencias limitantes.

La primera es que de los actos de Carmen depende su felicidad. Esto lo convierte en una persona que depende de otra para sentirse bien. Lo único que controlamos es nuestro estado de ánimo y la forma como respondemos a los estímulos del exterior.

Nuestra alegría o tristeza no puede depender de algo que no está en nuestras manos.

La segunda es que piensa que la gente demuestra a los demás amor dándoles gusto. Esta idea mental no es cierta, pero hace que su cabeza cree una serie de películas que lo llevan a experimentar temor.

Cuando tenemos miedo perdemos la objetividad y nuestro instinto de supervivencia nos empuja a huir o luchar; por está razón en vez de gestionar lo que está sintiendo y solucionar la situación con su pareja, la empeora.

  • Lo que más energía consume es pensar en negativo, cuando esta desciende perdemos la claridad mental, la objetividad, se dificulta comprender y nuestra capacidad para ser resilientes disminuye; por lo tanto todo lo que sucede en el exterior nos afecta y nuestra paz interior se ve afectada negativamente.
  • Como José no está en paz le cuesta disfrutar su vida y permanece en conflicto con quienes le rodean.
  • Al tener su energía baja y experimentar ansiedad, José está comiendo más y está maltratando su cuerpo.
  • La expectativa solo está dejando sufrimiento en su vida. ¿De qué sirve tenerla si hace daño y empeora la situación?
  • La influencia que la expectativa tiene en el presente de José es destructiva.

Conclusión

Crecemos en una sociedad que nos enseña a estar insatisfechos, pero ¡atención!, estamos insatisfechos porque permanecemos añorando un pasado que no pudimos disfrutar por estar anhelando el futuro. Lo triste es que en este sin sentido se nos va la vida en un abrir y cerrar de ojos.

El único lugar donde podemos actuar, disfrutar, reír… es aquí y ahora, olvidémonos de las ideas mentales que nos privan de vivir en el momento. Las expectativas son idealizaciones mentales de un futuro que creemos nos dará felicidad, pero la felicidad solo se puede experimentar en el presente ¿Cuántas veces no has alcanzado una expectativa y está no te ha proporcionado lo que esperabas?

Comienza a valorar lo que tienes y sácale el jugo a cada experiencia. Ten metas y propósitos, trabaja por conseguirlos en paz y armonía aceptando lo que la vida te da…

y desde hoy sorpréndete con las maravillas de esta gran oportunidad llamada vida.

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

Las expectativas se originan en nuestra polaridad negativa y por consiguiente, producen resultados insatisfactorios.

Foto: fotolia.com