En el mes de Marzo hemos estado hablando sobre la mujer, el primer artículo fue sobre la importancia y la razón de que exista un día de la mujer, en el segundo hablamos sobre cómo los medios (música, marketing, imágenes televisivas, internet…) están perpetuando los comportamientos machistas. El día de hoy es muy importante, hablaremos sobre cómo equilibrando el femenino y el masculino podremos transformar no solo nuestra sociedad sino a nosotros mismos.

El universo se rige por polaridades arriba y abajo, afuera y adentro, luz y oscuridad, caliente y frío… En ningún caso una polaridad es más valiosa que la otra, cada una necesita de su equivalente para subsistir y solo funcionan correctamente cuando están niveladas.

Una de las polaridades más importantes que existen son la femenina y la masculina, tristemente lo que hemos hecho con ellas en vez de equilibrarlas, es mantenerlas en eterna competencia o en el peor de los casos, permitir que una someta a la otra.

Cuando mujeres y hombres trabajamos en armonía, igualdad y complementándonos, se conjugan dos fuerzas creadoras que potencializan su desarrollo y crecimiento tanto externo como interno.

Igual que en el universo, en nuestro interior están contenidas estas dos polaridades, suena extraño, lo sé, pero aunque a simple vista y por un cromosoma hayamos nacido de un sexo determinado y con la capacidad de alojar o no a un bebé por 9 meses, dentro de nosotros hay características masculinas y femeninas.

En la época de las cavernas, cuando nuestra sociedad por decirlo de alguna manera comenzó a organizarse, se dio cuenta que para sobrevivir necesitaríamos especializarnos en tareas. A los machos se les encargó la caza y el trabajo pesado, y a las mujeres la recolección la gestación y la cría de los infantes. Esto hizo que los dos sexos desarrollaran ciertas habilidades específicas para realizar bien sus tareas y sobrevivir como especie.

Está claro que sí tenemos que realizar una tarea una y otra vez, la parte de nuestro cerebro que necesitamos para esa actividad será la que más trabaje y por lo tanto se desarrolle. De ahí que las habilidades que se le atribuyen al hombre se llamen masculinas y a la mujer femeninas porque cada uno realizaba lo que a cada uno le correspondía en ese momento; pese a que cualquiera de los dos podría haberlas desarrollado. Ruego a todas las mujeres y hombres que están leyendo este post que no se amarren a la literalidad del nombre que le han puesto a estos atributos, pueden llamarlos como quieran, el nombre da igual.

Actualmente la especialización ha desaparecido, vivimos en un entorno donde sobrevivir físicamente es más sencillo, quizás  ahora lo que cuesta es sobrevivir emocional o mentalmente a la presión del día a día. Por esta razón nuestros cerebros han seguido evolucionado y se han transformando. Hoy en día la fortaleza no está en ser expertos para realizar determinadas tareas porque todos podemos realizar las mismas, sino más bien en equilibrar nuestro femenino y masculino internos para poder sentirnos completos, plenos y alcanzar nuestra máxima realización.

Aunque físicamente soy una mujer, en mi interior tengo contenidas las habilidades del una y otra polaridad, y solo hasta que estas estén en equilibrio, podrán convivir alternándose dependiendo de lo que yo necesite en cada momento. Esto no significa que pierda mi feminidad, significa que dentro de mí no solo hay fluidez, ciclos, percepción, buena memoria, multifocalidad, empatía… que son características que se le atribuyen al hemisferio derecho del cerebro, sino que también hay orden, estructura, cálculo espacial, capacidades matemáticas, puntería… que son características que se le atribuyen al hemisferio izquierdo.

Se alcanzan a imaginar esta maravilla, si tenemos todo lo que necesitamos para sobrevivir a nivel interno y externo, no nos relacionaremos con el otro por necesidad o dependencia sino porque lo deseamos y porque al estar llenos podemos entregar todo eso que tenemos al otro con buena intención. No sé a ustedes pero a mí me suena ideal.

Es momento de que a nivel interno comencemos a cambiar, la intención no es desarrollar una polaridad más que la otra porque al entrar en desequilibrio lo que haremos será destruirnos. Sufrimiento y dolor es lo que hemos visto en el transcurso de los años en los que muchas mujeres han sido sometidas y en menor medida muchos hombre también, nos relacionamos no desde el altruismo y la intención de dar sino más bien desde la necesidad de que nos llenen ese vacío que tenemos dentro, cuando ese vacío realmente son todas esas energías internas que no permitimos fluir y desarrollarse libremente.

No olviden suscribirse en el blog para recibir los artículos dominicales en su correo. En el siguiente post hablaré sobre cómo comenzar a equilibrar nuestras polaridades internas, y sobre cómo ese equilibrio puede potenciar no solo nuestra vida y nuestro desarrollo, sino también la manera como nos relacionamos con los demás y principalmente con nuestra pareja.

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

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“Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo” Gandhi

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