Algunas veces, sin una explicación o un motivo aparente experimentamos un estado de ánimo negativo, o llegamos a sentir que nuestra energía baja. Tenemos una sensación de tristeza, desilusión, desánimo o cualquier cosa parecida sin encontrar una explicación  u origen claro; la pregunta es: ¿De dónde proviene?

Según Eckhart Tolle, todos los seres humanos tenemos un cuerpo de dolor. Cuando somos niños y experimentamos emociones fuertes, no tenemos el conocimiento ni sabemos cómo manejarlas, por esta razón las negamos, intentando omitirlas y olvidarlas dejándolas estancadas en lo más profundo de nuestro ser. Esta reacción o mecanismo de defensa frente a lo que no nos gusta del entorno, termina por convertirse en un hábito que la mayoría conservamos en la edad adulta.

Las emociones, sentimientos, sensaciones, etc. que no expresamos se van acumulando una tras otra a medida que pasamos de la niñez a la juventud y posteriormente a nuestro presente, generando una bola de nieve que sale de nuestro control. Este cúmulo de energía negativa reprimida en nuestro interior, da lugar a nuestro cuerpo del dolor que permanece dormido y en ocasiones se activa o despierta, expresándose a través de ira, dolor, negatividad, depresión y en ocasiones hasta con agresividad hacia el entorno.

Como mencioné anteriormente, el cuerpo del dolor se alimenta de vibraciones de energía negativa que pueden estar presentes en nosotros o en los demás; de aquí la necesidad de culpar, victimizarnos, discutir, tener sentimientos negativos hacia los otros, criticar, juzgar, quejarnos, pensar lo peor, etc.

En la soledad nos pueden invadir pensamientos de vivencias dolorosas del pasado o presente, también algunas futuras, es decir imaginarias. Quiero aclarar que todo esto sucede en los momentos que nuestro cuerpo del dolor ha despertado, está guiando el vehículo. Cuando vuelve a dormir nuestra consciencia o ser toma nuevamente el mando y entramos en equilibrio.

Ahora que sabemos qué es el cuerpo del dolor, es importante comprender que la idea no es mantenerlo dormido, esto sería seguir reprimiéndonos y acumulando más negatividad. La intención ahora, es aceptar su existencia y estar atentos a su despertar, para posteriormente sanarlo paulatinamente.

¿Cómo Sanar el Cuerpo del Dolor?

No lo Alimentemos Más

Cuando negamos nuestras emociones, sensaciones o sentimientos, perdemos el control, y si perdemos el control no podemos actuar para corregir. Es indispensable aceptar lo que se esté sintiendo por doloroso que sea. De esta manera, podremos identificar de dónde viene realmente e indagar por qué genera sufrimiento, para posteriormente analizar qué aprendizaje podemos obtener de dicho episodio «De lo Negativo a lo Positivo«. Esto permitirá que la negatividad se corrija y se libere, sin dañarnos ni dañar a los demás.

De ahora en adelante reconozcamos lo que estamos sintiendo, así no alimentaremos más al cuerpo del dolor.

Estar Alerta

Muchas veces el despertar del cuerpo del dolor nos toma por sorpresa, al no estar preparados, se adueña de nosotros llevándonos a perder el equilibrio y a actuar de manera destructiva. Si logramos reconocer qué impulsos externos lo despiertan o qué sensaciones previas a su despertar experimentamos, iremos un paso adelante y podremos observarlo desde nuestra consciencia, permitiéndole expresarse sin ser tóxicos con nosotros o con los demás. En este momento, tendremos el control total y podremos reconocer qué quiere decirnos, y qué dolor o sufrimiento reprimido intenta expresar sin identificarnos con él.

Cambio de Perspectiva

Ahora que hemos identificado lo que nuestro dolor reprimido quiere decir, tenemos la posibilidad de analizar el suceso o situación de manera objetiva, observando todas las posibilidades y encontrando el para qué de la vivencia ya sea pasada o presente.

Ver las cosas desde diferentes lugares y con empatía, libera el peso emocional y sana la experiencia para que no se quede anclada en nuestro interior.

Estar Presente

La herramienta más poderosa con la que contamos los seres humanos para no experimentar sufrimiento es la presencia. Te invito a hacer el siguiente ejercicio:

Por un momento, permítete sentir cómo el aire que respiras entra por tu nariz y se dirige a tus pulmones; no pienses en nada más. Esto tomará sólo unos minutos; concéntrate en tu respiración y observa cómo te llena de vida, de energía. Ahora en este instante sólo necesitas aire y a tu alrededor, reina la abundancia de este elemento. Inhala profundo y luego exhala permitiéndote sentir esta hermosa sensación de que todo lo que realmente necesitas, “AIRE” está a tu disposición; cierra tus ojos y concéntrate en sentir y sólo sentir. Cuando hayas logrado tener una sensación de plenitud en el pecho, chakra corazón, y experimentes calma, abre tus ojos y maravíllate porque por un periodo de tiempo, por corto que haya sido, has logrado estar aquí y ahora, ¡IMPERTUBABLE!

De hoy en adelante intenta estar atento a todas las sensaciones que tu organismo experimenta al hacer cualquier actividad, siente como el viento roza tu piel al correr, experimenta el frío de la mañana, vivencia la belleza del entorno y no permitas que nada pase desapercibido, aprovecha tu cuerpo que es el vehículo que te permite sentir.

Reflexión

   No perdamos más el tiempo; la vida es un soplo y de nosotros dependen nuestros resultados. disfrutemos, compartamos, amemos y sintamos. Somos el reflejo de nuestra mente, es hora de sanarla y de reconciliarnos con nuestro pasado en nuestro presente, presente en el que día a día sembramos las semillas de nuestro futuro.

 Agradezco hoy la posibilidad de escribir para mi, para mi familia y amigos, para todos aquellos que disfrutan lo que escribo y para los que no lo disfrutan también. Escribir es lo que a mi me mantiene presente y de corazón espero que cada uno de ustedes, también encuentre la actividad que los conecta con este momento, con el ahora que es lo único que tenemos; y a los que ya lo encontraron, enhorabuena. ¡GRACIAS A TODOS!

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

 

«Nada de lo que sucedió en el pasado te puede impedir estar en el presente, y si el pasado no puede evitar que estés en el presente ahora, ¿qué poder tiene?» Eckhart Tolle

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