En nuestro día a día se presentan situaciones satisfactorias pero también insatisfactorias, frente a las insatisfactorias tenemos dos opciones, una es resistirnos, luchar, desgastarnos y quizás llegar a resignarnos; y la otra es aceptar, aprender, evolucionar y producir nuevos resultados.

Muchos piensan que resignarse y aceptar son lo mismo, pero en realidad son muy distintas, la diferencia más básica es que una persona que acepta vive en paz mientras que una que se resigna vive sufriendo.

Captura de pantalla 2018-12-01 a las 13.05.27

 

5 herramientas para comenzar a ACEPTAR y estar en paz

Modificar nuestra interpretación mental

Las cosas que suceden no son ni buenas ni malas, esa etiqueta se la ponemos nosotros a través de nuestra interpretación.

“El mundo no conspira en nuestra contra”

Realmente lo que nos daña no es lo que sucede sino lo que pensamos sobre lo que sucede. Somos nosotros quienes elegimos convertir una situación en el fin del mundo o no. Si por ejemplo los demás no actúan como pensamos que es correcto, somos nosotros quienes decidimos si permitimos que eso nos afecte.

Eliminar las expectativas y soltar el control

Lo único que podemos controlar es nuestra reacción frente a lo que sucede, el resto no está en nuestras manos.

Si te pregunto: ¿Qué pasa cuando hay tráfico? Seguramente me responderías que esto llega a frustrarte sobretodo cuando tienes prisa. La reflexión es: ¿Acaso la molestia lo va a desvanecer? ¿nuestro enfado o frustración van a ayudarnos a llegar antes? Encuentra qué hacer o cómo aprovechar ese momento, pon un audiolibro, disfruta la música, pídele a tu teléfono que te lea algo que te interese, reflexiona, etc. Si llueve y tenías planes de ir al campo, ponte botas de agua y ve o has planes de día lluvioso y disfrútalos. La solución está en encontrar la manera de distraer a nuestra mente parlanchina (EGO) para evitar llenarnos de malestar.

Siempre estamos esperando algo, lo que sea, que nuestro jefe nos de un mayor reconocimiento, que nuestra pareja no preste más atención o en otros casos que nos de espacio, que las vacaciones sean maravillosas… El problema está en que cada vez que esperamos algo y las cosas no suceden como esperábamos, hay un colapso mental, la misma mente parlanchina de arriba, comienza a hacer su protesta interior: “Tenía que haber sabido lo que YO quería, esperaba que me dijera lo bien que lo había hecho…”. Este tipo de dialogo mental nos drena por completo, consume nuestra energía vital y ahí es cuando perdemos nuestra energía, la claridad mental, la objetividad y ver la vida de manera amable se hace imposible.

Cuando no esperamos nada, todo se vuelve sorprendente.

Está claro que no vamos a soltar las expectativas de un día para otro, lo importante es que comencemos a estar más atentos a nuestro diálogo interior y nos cuestionemos ¿Esta incomodidad surge porque esperaba algo que no sucedió?

Estar presente

Este es un punto vital y consiste es tener a la cabeza y al cuerpo en el mismo lugar. Muchos piensan que estar presente es no tener agenda e ir haciendo lo que se nos ocurra en cada momento, pero la presencia no tiene nada que ver con eso.

Cuando estamos presentes logramos disfrutar y sentir todo lo que está sucediendo. Por ejemplo si hemos quedado con amigos y al estar con ellos estamos pensando en qué tenemos que llegar a sacar la basura, nos estamos perdiendo del presente porque nuestra cabeza no está en el lugar en el que está nuestro cuerpo. Si estamos en el trabajo pero pensando en la vacaciones o viceversa ¿Estamos presentes? No, y es ahí en dónde permanecemos en el futuro de forma negativa porque nos negamos la oportunidad de experimentar el instante.

Conviértete a tus errores en aliados

Tristemente hemos aprendido que los errores son negativos, todo esto viene de la educación que hemos recibido no solo en la escuela sino en nuestros hogares. Cuando era pequeña y hacia algo mal, sabía que recibiría un regaño o una desaprobación de los mayores, esto me llevó a pensar que si cometía un error debía esconderlo para no ser rechazada por nadie. De aquí que inconscientemente cada vez que hacemos algo intentemos negarlo, esconderlo, buscar un culpable…

El problema de esto es que si nosotros no somos conscientes de lo que hacemos mal, tendemos a repetirlo y entonces seguimos produciendo los mismos resultados. Pongamos el ejemplo de una persona que tiene alguna adicción, supongamos que es el alcohol, cuando a un alcohólico le dices que tiene un problema con el alcohol inmediatamente dice: “yo, no, ¿qué te pasa? es que me tomo algo de forma social, en resumen busca cualquier excusa para justificarse, por esto no se cura, no ve que haya un problema. Ahora bien, en el momento que engañarse y engañar a quienes están a su alrededor es imposible y hace consciencia de su problema da el primer paso para sanar, porque se ha percatado que hay algo que sanar.

A dónde quiero llegar con esto es a que es indispensable que cambiemos nuestra percepción del error, equivocarnos es lo que nos revela por dónde no debemos ir y nos permite tomar la dirección correcta.

Los errores son una herramienta de aprendizaje

Aprender continuamente

Cuando comienza este camino ya no hay marcha atrás, es como si nos entráramos en una senda en la que el aprendizaje nunca termina. No importa cuán rápido vamos, no importa si el de al lado va más adelante o más lejos porque realmente si estamos aquí juntos es porque todos estamos muy a la par, no importa cuánto camino queda, lo único que realmente importa es que en la medida en que avanzamos adquirimos la capacidad de pendular menos y por ende de aumentar nuestra paz interior, generar mejores resultados y entregar algo mejor a nuestra sociedad.

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

 “Cambia tú y cambiará tu mundo”