El artículo de hoy es muy importante para mí, creo que todos en algún momento de nuestra vida nos hemos aferrado a circunstancias o a personas que ya no son para nosotros. Esta actitud en realidad solo deteriora nuestro día a día, nos aleja del presente y nos roba la felicidad.

Imagina por un momento a una mariposa que ha quedado atrapada dentro de casa; quiere salir y de repente, a lo lejos observa un jardín. Piensa en su interior: “este es el camino” y entonces vuela presurosa hacia su objetivo. De pronto se estrella y algo desconocido detiene su vuelo, es un cristal. Ella no puede verlo, no es consciente de qué es un cristal, nunca ha visto uno, a sus ojos es invisible, no existe en su mundo. En todo caso su meta es llegar al jardín y comienza a insistir estrellándose una y otra vez sin obtener ningún resultado hasta que tristemente muere deshidratada.

Me gustaría que analizáramos la metáfora anterior. Está claro que la mariposa somos nosotros, llegar al jardín es lo que queremos (objetivo), el camino atravesando el cristal es nuestro plan o estrategia, y el cristal, son todas esas razones que aunque no comprendamos impiden que sigamos en esa dirección.

Ahora bien, qué hubiera pasado si la mariposa a la tercera vez de estrellarse hubiera intentado volar en otra dirección, quizás si hubiera pasado por la cocina hubiera encontrado agua y hubiese ganado tiempo; y si les dijera que 70 centímetros más a la derecha del vuelo que ella había trazado había una ventana abierta.

El problema de la mariposa fue su percepción limitada frente a lo que que sucedía, está claro que el cristal estaba más allá de lo que ella pudiera entender. Eligió persistir con terquedad, perdió la objetividad, la claridad mental, se quedó sin energía, y en ese momento buscar nuevas posibilidades se hizo imposible.

En nuestra realidad sucede exactamente lo mismo, en ocasiones la vida a través de impedimentos que no entendemos, nos dice “POR AHÍ NO” y nosotros como la mariposa no obsesionamos en que lo que queremos que sea tiene que ser, terminando por entrar en un bucle desgastante que en vez de ayudarnos a avanzar nos estanca.

No digo que no podamos conseguir nuestro objetivo, posiblemente después de mucho tiempo y sufrimiento lleguemos a la añorada meta, la pregunta es ¿A qué precio? ¿Acaso no podemos llegar por otro camino? ¿Será que no hay otras metas posibles? ¿Alcanzarla nos dará la satisfacción que esperamos? ¿Valdrá la pena nuestro sufrimiento? ¿No sería mejor aceptar que hay cosas que no pueden ser?

Algunas veces lo que creemos que es mejor para nosotros, no lo es, sé que esto es difícil de entender. Ahora bien, si extrapolamos la metáfora anterior a nuestras experiencias podremos tomar consciencia de que hay cosas que no controlamos y que aunque insistamos con persistencia, lo que no es para nosotros no es y lo que sí siempre será.

Hace varios años en un curso llamado Aceptología en el que nos enseñaban a aceptar cualquier circunstancia a la que nos estuviéramos resistiendo, aprendí la regla del 3-7 que cambió mi vida y por esto me gustaría compartirla con ustedes. Es muy importante tener en cuenta que aceptar y resignarse son dos cosas muy distintas.

Regla 3-7

Agradezco infinitamente a Gerardo Smedling por habermela enseñado, a decir verdad desde que comencé a aplicarla, me he ahorrado muchos dolores de cabeza y la mayoría de las cosas me salen bien.

La utilizo para todo lo que quiero en mi vida y hablo de absolutamente todo, desde unos zapatos, hasta un trabajo o incluso una relación.

La regla dice:

  1. Puedes intentar alcanzar tu objetivo por el camino que te has trazado máximo 7 veces. Si no funciona, cambia de camino y busca opciones. Si nuevamente no funciona, mejor cambia de meta, no es para ti.
  2. Los tres primeros intentos no te desgastarán, no te ocasionarán sufrimiento ni mucho menos frustración.
  3. Si después de tres intentos no quieres buscar otras opciones, entonces vuelve a intentarlo, recuerda que tienes hasta 7 oportunidades. Ten en cuenta que va a requerir un esfuerzo excesivo y puede ocasionarte bastante dolor.
  4. Si tras 7 veces no ha funcionado, detente y no seas masoquista, la vida te está diciendo: “POR AHÍ NO, NO ES PARA TI, NO TE CONVIENE”

Recuerdo que en el pasado me desgastaba, literalmente me obsesionaba y me dejaba llevar por la necesidad egoica de que todo fuera como yo creía que tenía que ser.

Comencé a utilizar la 3-7 hace aproximadamente 5 años y me ha dado buenos resultados. La aprendí a los 25 pero como somos tan tercos en vez de intentar aplicarla y verificar si funcionaba, la cuestioné y le resté valor. A decir verdad tuve que sufrir mucho para tomar la decisión de aplicarla y ver si servía o no. Empecé con cosas pequeñas para comprobar que funcionaba y así fui confiando en ella.

La primera situación importante en la que la usé, fue en mi decisión de dejar toda mi vida como era y comenzar de nuevo en otro lugar del mundo. Estaba muy asustada, dejar todo lo que había “sido” no era una decisión fácil, tenía dudas, miedo, incertidumbre, etc. Elegí preguntarle a la vida, y lo hice poniendo en marcha mi plan para ver que pasaba, estaba preparada y atenta para poder analizar los baches (impedimentos-cristales) que se presentaran. No se presentó ninguno, todo fue tan sencillo y tan rápido que aún hoy me impacta ver como inicié mi nueva vida al otro lado del océano en menos tiempo del esperado.

Aunque deje mi trabajo, mi casa y a mi familia, sé que fue lo correcto. Actualmente confió tanto en la regla 3-7 que la aplico incluso en las relaciones que tantos dolores de cabeza nos dan a todos.

He de confesar que yo lo intento 3 veces y si no funciona paso, mi felicidad y el tiempo de vida que tengo son tan importantes que no pienso perder ni un segundo en buscarle salida a lo que no la tiene. Recordemos que hay cosas que como la mariposa, no vemos o no entendemos así que es mejor soltar.

Recuerdo que en una ocasión, me apegué a un chico mucho, lo intenté hasta la quinta vez, sufrí como una condenada. Pero eso sí, aprendí mi lección y renací de las cenizas como el ave fénix prometiéndome a mí misma que de ahí en adelante, a la tercera desempañaría las gafas con las que interpreto mi realidad y observaría a mi alrededor con entusiasmo para encontrar nuevas posibilidades.

Video de 60 SEGUNDOS DE REFLEXIÓN

© Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

“La vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto” Facundo Cabral

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