El día de hoy hablaré sobre el mal hábito de juzgar. Es importante abarcar el tema, porque es un comportamiento común y que llegamos a hacer de manera automática sin tener en cuenta el daño que podemos hacer a quienes nos rodean.

En muchos de mis artículos hablo sobre cómo cada uno de nosotros aprende a interpretar el mundo a partir de la información que recibe del entorno en el que se desarrolla. Recordemos que el entorno incluye a nuestros padres, nuestra familia, los centros educativos a los que asistimos, la religión a la que pertenecemos, la sociedad en la crecemos entre otras.

El conjunto de conceptos a los que nos vemos expuestos nos ayudan a establecer infinidad de creencias sobre lo adecuado e inadecuado que dan forma a nuestra identidad, o mejor conocida como personalidad. A partir de esta, comenzaremos a percibir el exterior, pero atención; como cada uno ha crecido en entornos distintos, cada uno tendrá su percepción de la realidad. Por está razón lo que es bueno para alguno puede no serlo para otro.

Todo lo anterior determinará nuestros comportamientos, preferencias, actitudes y comportamientos, y es aquí donde comienzan los problemas. Cuando vemos a alguien que no hace lo que desde nuestros conceptos y creencias debería hacer, inmediatamente nuestra mente emite un juicio sin conocer todas las variables que impulsan al otro a comportarse como se comporta.

 

¿Cómo dejar de juzgar a los demás?

Minfulness – Estar presente

Si realmente lográramos estar en el lugar  en el que tenemos que estar, aquí y ahora. No perderíamos el tiempo pensando en qué ha hecho “mal” o “bien” la persona con la que interactuamos; sino que más bien nos concentraríamos en qué parte de nuestra mente y nuestro interior, nos motiva a dar una opinión que puede estar sesgada. En este orden, lograríamos auto observarnos, frenar el impulso de juzgar y sustituirlo por el impulso de mirar hacia nuestro interior.

Evitar los estereotipos

Un estereotipo es una percepción exagerada y con pocos detalles sobre una persona o un grupo de personas que comparten ciertas características, cualidades, etc. Los estereotipos nos llevan a etiquetar a alguien por su país de origen, raza, círculo social, religión, forma de vestir, etc. Cualquier generalización acarrea injusticias, es mejor darnos la oportunidad de interactuar con el otro para hacernos una opinión real sobre él, antes de encajonarlo en una definición sin saber cómo es realmente.

Empatía

La empatía es la capacidad cognitiva de percibir lo que otro puede sentir. Ser empáticos nos permite entender al otro en vez de criticarlo. A todos nos cuesta tener empatía porque al haber crecido en entornos distintos, nuestras reacciones a los estímulos que recibimos del exterior son también distintas.

Conozco personas que se aterran cuando ven un perro, posiblemente en su niñez han experimentado algún episodio en el que su instinto de supervivencia grabó al perro como un animal que puede llegar a ser peligroso, mientras que otra pudo crecer rodeada de perros amigables ¿Con qué criterio podría una opinar sobre la otroa sin conocer los sucesos que la empujan a tener o no miedo?

En definitiva las dos están en lo correcto, cada una tiene una opinión distinta que se ha definido por la vivencia experiencial que ha tenido en su niñez.

Suelta las expectativas

Una expectativa en el campo de las relaciones interpersonales, es esperar que otro tenga un comportamiento o respuesta determinada. Las expectativas mentales son una de las cosas que más nos empujan a juzgar. Es importante que tengamos en cuenta que cada uno responde como piensa, siente y cree que es adecuado.

Para, Reflexiona y corrige

De ahora en adelante cuando el impulso de juzgar que todos sentimos y que en ocasiones es más fuerte que nosotros nos invada, detengámonos y utilicemos el filtro de Sócrates haciéndote las siguiente preguntas:

  • ¿Conozco bien a la persona de quien voy a hablar?
  • ¿Eso que voy a decir es verdad?
  • ¿Es bueno lo que tengo que decir de esa persona?
  • ¿Sirve de algo que exprese esa opinión que tengo en mente?

Después de respondernos, seguramente desistamos de emitir cualquier juicio.

Conclusión

Cada vez que juzgamos estamos dando una opinión personal sobre los demás que puede hacer mucho daño.

Juzgar es una clara expresión del egoísmo que hay en nosotros. Querer o esperar que el otro actué como creemos que debería, define nuestra falta de tolerancia y apertura hacia las personas que nos rodean.

Comencemos a observar a quienes nos rodean con humildad, si no estamos de acuerdo intentemos entender que esa persona es como es y está en todo su derecho. Somos diferentes y esa diferencia es la que nos hace crecer y llegar a soluciones beneficiosas para todos.

El primer error que comentemos en la educación de los niños es definir algo como bueno o malo, sé que pueden estar pensando que estoy loca, pero esperen ¿No sería mejor enseñarles que en vez de bueno o malo hay diferente? ¿Qué tal si les mostráramos como cada acción que tienen produce un resultado negativo o positivo para ellos? ¿Y si logran comenzar a aprender lo que significa actuar de forma adecuada viviendo experiencias reales bajo nuestra supervisión?

Yo en realidad pienso que si les mostráramos que la mejor manera de convivir con los demás es aceptándolos como son, y entendiendo que en las diferencias está nuestro crecimiento y desarrollo como especie, en la adultez seriamos mas humildes, tolerantes. y como resultado viviríamos en paz y armonía.

Video de 60 segundos sobre por qué no debemos juzgar a nadie sin conocer todas las variables de una situación.

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único” Paulo Coelho

Foto: fotolia.com