Muchas veces nos despertamos enérgicos, con ganas de vivir, posiblemente estemos emocionados por algo; en otras ocasione lo hacemos con el ánimo caído porque algo que nos aflige o preocupa está sucediendo. Pero y qué pasa cuando nos levantamos llenos de vitalidad y alegría o en el caso contrario tristes y apáticos pero sin ningún motivo aparente. En el artículo de hoy hablaremos sobre el tema.

Hace un tiempo noté que habían días en los que al abrir mis ojos en la mañana lo hacía llena de entusiasmo, mientras que otros me costaba despertar, sentía pesadez, ganas de no hacer nada… Al darme cuenta que no había una razón ni para lo uno ni para lo otro, comencé a prestar atención a lo que sucedía el día anterior a despertarme desanimada o animada. Para esto organicé un diario , mi idea era establecer una relación de causa y efecto y así descubrir que generaba mis resultados y corregirlo. En mi caso, pude establecer lo siguiente:

Diario de observación de hábitos

 

CAUSA EFECTO RESULTADO
Cenar tarde Me cuesta trabajo  trabajo conciliar el sueño Me levanto cansada
Cenar temprano Conciliar el sueño es más fácil Al dormir las horas suficientes despierto descansada y con energía
Cenar pesado Me cuesta trabajo conciliar el sueño, en ocasiones tengo pesadillas y no logro dormir profundamente Despierto cansada y de mal genio, tener pesadillas hace que me despierte con el estado de ánimo en el sueño (malgenio-tristeza-angustia, etc.)
Cenar liviano (verduras-ensalada) Concilio el sueño fácilmente y no tengo pesadillas Al dormir suficiente despierto descansada
Mantener ideas mentales negativas sobre un tema especifico Termino dando mil vueltas en la cama y cuando logro dormirme la mayoría de las veces termino soñando con lo que tenía en mente Despierto pensando en negativo y esto me pone apática
Distraer mi mente con algo que me guste como un buen libro, colorear o haciendo algo productivo (ejercicio) Me voy a la cama relajada y me duermo rápidamente Al dormir lo suficiente despierto descansada y lo primero que aparece en mi mente no es la idea mental negativa. Veo que habiendo descansado ya no veo la situación tan catastrófica como la veía el día anterior.
Ingerir productos estimulantes (café, azúcar, chocolate, coca cola) Me cuesta conciliar el sueño Despierto muy cansada y sin ganas de hacer nada por no haber dormido
Evitar la ingesta de productos estimulantes después de las 5 de la tarde Conciliar el sueño es más fácil Me despierto bien
Varios días comiendo comida grasosa, pesada, azucarada… Además de no dormir bien me despertaba con un poco de dolor de cabeza, aunque se quitaba pronto Despertar no solo con dolor de cabeza sino con las manos y los ojos inflamados. (Me di cuenta que entre más comida chatarra comía, más ganas de comer porquerías sentía)
Varios días comiendo comida saludable y equilibrada Descansar bien y sentir mi cuerpo bien Nada de dolor de cabeza y sin hinchazón en los ojos, manos o pies. (entre más comida sana ingería, menos ganas de comer porquerías sentía)
Varios días comiendo mal Mi cuerpo comienza a sentirse mal por dentro. Comienzan a salirme granos, la piel pierde su brillo, la ropa me queda justa, no me siento bien conmigo misma. Además de dormir mal, me siento “gorda” y mi forma de enfrentar el día a día tiene algo de desánimo
Varios días comiendo bien Me siento bien por dentro y por fuera, puedo ponerme cualquier cosa porque nada me aprieta y mi piel se ve lozana. Además de dormir bien, me siento a gusto con mi cuerpo y eso me anima.
Comer comida muy grasa o azucarada Tengo mucha sed y necesito tomar bastante liquido antes de ir a dormir. Me despierto a media noche para ir al baño No me afecta tanto, pero prefería dormir profundo
En la cena ingerir comida saludable y de fácil digestión No siento la necesidad de beber tanto liquido antes de ir a la cama Logro dormir profunda y sin interrupciones

 

Conclusión

A la conclusión que llegué después de esto, es a que mi cuerpo grita cada vez que lo maltrato ¿Cómo lo maltrato? Muy fácil:

  • No descansando lo suficiente.
  • Llenando de pensamientos negativos.
  • Dandole comida que le hace daño porque lo empuja a trabajar al máximo para poder digerirla aunque no aporta los nutrientes que mi cuerpo necesita.

En muchos artículos he hablado sobre cómo nuestra energía vital es sumamente importante para poder percibir la vida de una manera u otra. No estoy diciendo que no comamos azúcar, pizzas o hamburguesas, tampoco que permanezcamos durmiendo todo el tiempo y sé que pensar en positivo algunas veces cuesta. Lo que estoy diciendo es que debemos comenzar a tener hábitos que sean buenos para nuestra salud y estado de ánimo. Los seres humanos necesitamos dormir lo suficiente, depurar nuestra mente y nuestra alimentación no puede estar basada en alimentos procesados porque no permiten que nuestro cuerpo se mantenga saludable y que en nuestra mente haya claridad mental.

¿Cuidas tu coche? Entonces comienza a cuidar tu cuerpo porque conseguir repuestos para él es muy difícil por no decir imposible.

Cada día tenemos la responsabilidad de elegir qué clase de combustible mental y físico nos damos. Desde mi punto de vista la frase «mente sana en cuerpo sano» es muy acertada y está claro que el orden de los factores no altera el resultado.

En la medida en que nos hagamos más conscientes de qué estamos ingiriendo en nuestro organismo será más fácil elegir.

No me gustaría decir que la felicidad depende de la alimentación, pero sí les aseguro que en este ejercicio de observación que hice, me di cuenta que una alimentación consciente es una herramienta que nos ayuda a aumentar nuestra energía vital, y cuando esta está elevada ver la vida con objetividad, pensar positivo y estar en paz se facilita.

© Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

 

«Mente sana en cuerpo sano» Sátiras de Juvenal

Fotolia.com