¿Has escuchado alguna vez hablar de la media naranja? Sí sí, esa, esa que tiene nuestra talla y que cuando la encontremos nos dará la felicidad jajajajaja. Este cuento es muy gracioso, pero creo que todos en algún momento de la vida hemos creído en él aunque no sea cierto.

Está claro que a los únicos que tenemos que encontrar para ser felices es a nosotros mismos, la disfunción está en que nos hemos olvidado de nosotros por andar buscando a esa inexistente mitad. En el artículo de hoy hablaremos sobre las relaciones tóxicas y la soledad, y en el próximo estableceremos qué necesitamos para construir relaciones de pareja sanas.

La información que recibimos de la sociedad, la educación, la religión, el marketing, etc. llena nuestro inconsciente de falsas creencias, cada uno desarrolla las suyas dependiendo del entorno en el que haya crecido.

Nos han vendido la idea de que la felicidad viene de afuera. Este concepto tan errado empuja a muchos a sentirse mal por estar solos, y a otros los lleva a aferrarse a relaciones insatisfactorias que en vez de acercarlos a la felicidad los aleja de ella.

En estos dos post, profundizaremos en el tema con el fin de que las personas que se encuentran inmersas en relaciones malsanas puedan trascenderlas, y que quienes están solos logren disfrutar su sol-edad. Para esto será necesario aprender a encontrarnos con el fin de hacernos correspondientes con parejas que al igual que nosotros, quieran una relación sana donde prime el amor, la independencia, la aceptación, la armonía, la libertad, la confianza y la evolución de los dos involucrados.

Retomemos la metáfora de la media naranja, dice que cuando encontremos esa mitad alcanzaremos la plenitud; analicemos muy bien este concepto. Si te fijas, estamos convencidos de que nos falta algo para estar completos y que solo el día que lo estemos seremos felices; pero atención, ya estamos completos, somos una unidad. La búsqueda, nos convierte en personas carentes, es indispensable aclarar que nunca desde la carencia se podrá construir una relación sana, porque las relaciones sanas son el fruto de estar enfocados en dar, en vez de en recibir.

Todo lo que das al entorno regresa multiplicado, entonces si lo que ofreces es un vacío que otro debe llenar, estarás destinado a atraer personas que a su vez serán carentes y tendrán vacíos.

Relaciones tóxicas

Las relaciones que han nacido a partir de la carencia son satisfactorias al principio, pero se tornan venenosas con el paso del tiempo. Cuando dos personas carentes se encuentran, en cada una de ellas nace la ilusión de haber encontrado un salvador, ese que como mencionamos anteriormente cubrirá sus vacíos y los completará. Todo parece perfecto, y cuando aparece algo que no nos gusta, lo negamos  o le restamos importancia con el fin de no perder a esa persona que erróneamente creemos podrá acercarnos a la felicidad, y digo erróneamente, porque nada ni nadie diferente a nosotros puede hacernos felices.

Las dos partes inconscientemente comienzan a actuar de forma parasitaria, cada una espera que el otro le de lo que necesita. El conflicto aparece cuando tiempo después, alguno se percata de que el vacío  o carencia que sentía vuelve a estar presente. Esto sucede porque dicho vacío se apaciguó mientras la ilusión del salvador llenaba sus expectativas, pero ahora que se ha dado cuenta que este no va a ser llenado, despierta con más fuerza. A estas alturas, el conflicto, la dependencia, el sometimiento… han pasado protagonizar la relación volviendo a las partes adictas a ella o en su defecto, adictas a culpar al otro por no haberles dado la felicidad.

Soledad

Pensar que para ser felices necesitamos de otro nos empuja a compararnos con quienes viven en pareja, y nos hace creer que quizás nosotros no tenemos a alguien a nuestro lado porque estamos mal o porque somos defectuosos. Esta es la mentira más grande que podemos contarnos, produce dolor, sufrimiento y nos lleva a conformarnos con cualquiera con el fin de evadirnos y encajar en los parámetros de la sociedad.

A muchos les cuesta estar solos, permanecen buscando que hacer y con quien hacerlo todo el tiempo para así poder distraerse de sí mismos, de sus miedos, de sus vacíos, de sus defectos, etc. No llegan a ser conscientes de que la única manera de llenar dichos vacíos, es conociendo su oscuridad, aceptándola y actuando para transformarla en luz.

El vacío y soledad que sintamos, es directamente proporcional al nivel de olvido en el que nos tengamos a nosotros mismos. La ausencia de una pareja es la mejor oportunidad que tenemos para encontrarnos, conocernos y por ende satisfacernos y sanarnos.

Reflexión

Todos los seres humanos estamos completos, el fallo está en que por inocencia nos dejamos llevar por la corriente social y terminamos por confundirnos y contaminarnos.

La felicidad no está fuera, está dentro de cada uno, yace en la conexión con nuestro ser interior, con nuestra esencia y con la conexión con el todo.

La verdadera felicidad no depende del ser amado o de las circunstancias que nos rodean, la verdadera felicidad es un estado mental en el que elegimos estar y donde nuestra paz interior es imperturbable.

El día en que recuperemos nuestra conexión, cualquier vacío o carencia desaparecerá y nos guiará hacia una vida de plenitud y dicha donde lo único que necesitemos para ser felices, será entregar lo mejor de nosotros a todo y a todos los que nos rodean.

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

«Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor por cada uno excede la necesidad por el otro.» Dalai Lama

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