Por mi profesión y mi forma de ser interactúo con infinidad de personas, suelo abrirme a ellos y supongo que al sentir mi vibración, en respuesta, manifiestan apertura y se expresan libremente.
He logrado observar que hay dos polaridades que rigen la forma de ver la realidad. Algunos ven la vida como un escenario lleno de posibilidades mientras que otros la ven como algo duro, difícil; en conclusión, la experimentan como una lucha o un esfuerzo. Esto me lleva a pensar:
Si construimos nuestra realidad con nuestras intenciones, pensamientos, palabras y acciones, y percibimos la realidad desde una polaridad negativa, nuestras intenciones, pensamientos, palabras y acciones serán a su vez negativos. ¿Se imaginan los resultados que podríamos estar generando si la negatividad dirige nuestro interior?
Comencé a analizar los comportamientos y los resultados de un grupo, encontré que lo que generaban en su día a día era radicalmente equivalente a la polaridad que dirigía sus mentes. En ese momento me remití al principio de vibración y al de correspondencia del libro el kybalion, este principio consiste en que lo que elegimos que haya en nuestro interior será lo que esté fuera, en resumen, dice que lo semejante atrae lo semejante.
Estamos acostumbrados a pensar que la mayoría de las cosas que suceden a nuestro alrededor son causadas por los demás, suceden por mala suerte, o simplemente pasan porque sí; sin ninguna explicación aparente. Nos lamentamos y victimizamos estancándonos en situaciones que no nos gustan. Oigo cosas como: No me gusta mi trabajo o no consigo trabajo; mi relación de pareja ya no es satisfactoria o estoy cansada/o de estar sola/o; la gente es muy agresiva, egoísta, envidiosa, competitiva; esta persona hace eso por molestarme o hacerme daño.
Si las cosas que suceden realmente fueran ajenas a nosotros, lo único que nos quedaría sería sentarnos a esperar que cambiaran. Pero atención, NADA VA A CAMBIAR SI TÚ NO CAMBIAS, así que levántate y haz algo porque la verdad es que todo lo que sucede en nuestra vida, lo hemos generado nosotros, no los demás.
¿Quieres un cambio? Entonces corrige la CAUSA para transformar el EFECTO, no esperes obtener resultados distintos si siempre actúas de la misma manera. (Ley de causa y efecto)
Sofía era una mujer muy interesante, guapa, inteligente, capaz y laboralmente exitosa pero su forma de interactuar con los hombres era un desastre. Noté que recreaba el mismo tipo de relación una y otra vez, lo único que cambiaba era el coprotagonista, y digo esto, porque ella sin darse cuenta actuaba siempre de la misma forma. Tenía un problema de baja autoestima y falta de amor propio, que intentaba menguar siendo la mejor en todo.
Su poca autoestima la hacía pensar que para ser aceptada y estar “completa”, tenía que tener una pareja. La mayoría de sus amigas ya estaban casadas y por esto se comparaba todo el tiempo con ellas, se sentía carente, pensaba que le faltaba algo, no soportaba su soledad, y enfocaba su felicidad en todo lo externo, trabajo, pareja, posesiones, belleza, etc.
La mayor parte del tiempo estaba en la búsqueda, analizando a todos los posibles candidatos que podrían acabar con su soledad, evidentemente tenían que ser “perfectos”.
Cuando lograba ver a alguno más de tres veces, se concentraba en expectativas futuras y se visualizaba con el hombre ideal, inconscientemente pensaba que todos la envidiarían, y así ella distraería su falta de amor propio. El problema es que ese apego a una expectativa, la convertía en una persona ansiosa, no permitía que la relación fluyera, sin darse cuenta ponía la responsabilidad de su felicidad en el chico, y esto lo único que hacía era espantarlo.
Tenemos bastante con ocuparnos de nuestra propia felicidad como para soportar el peso de hacer feliz a otro. La inseguridad y falta de amor propio que ella irradiaba, hacía que los hombres salieran corriendo.
Sofía sufría, pero lo que a mi más me preocupaba era como con cada duelo se rechazaba y se maltrataba aun más. “Los hombres son malos, ninguno me valora, siento que no podré ser amada, quizás no soy lo suficientemente guapa o exitosa para que me quieran, no soporto la soledad, odio lo que me pasa, etc.” hasta que encontraba un hombre nuevo y todo volvía a comenzar.
Si analizamos el caso anterior, veremos claramente que el problema de Sofia radicaba en dos cosas, su falta de amor propio y una falsa creencia (la felicidad proviene del exterior o me la da alguien). El trabajo con ella fue arduo, posar su felicidad en el exterior la llevaba a la negación y a rechazar la idea de que todo lo que le pasaba era únicamente su responsabilidad.
Cuando logró entender que estaba proyectando en su realidad lo que tenía en su interior, comenzó a trabajar con ahínco para sustituir sus falsas creencias por otras, en transformar su pensamiento, en aceptarse, en amarse a ella misma y en darse el lugar que le correspondía.
- Comprendió que se rechazaba así misma al no tener autoestima y como respuesta a su rechazo, encontraba rechazo de quien más anhelaba aceptación.
- Asimiló que la felicidad es un estado mental del que cada uno es responsable y en el que se elige estar.
- Aprendió que si no era feliz con ella misma y en soledad, no podría ser feliz con nadie.
- Verificó que lo que pensaba y lo que afirmaba construía su vibración y por ende, atraía lo mismo. Eliminó pensamientos como: todos los hombres son malos, nadie me valora, no podré ser amada…
Estos aprendizajes que logró interiorizar y aplicar, la llevaron a responsabilizarse de sus resultados, a amarse, valorarse y empoderarse transformando sus experiencias.
No esperemos obtener resultados distintos actuando de la misma manera, si queremos cambiar nuestra realidad, debemos trabajar por ello. La mente es como un músculo, entonces si la tenemos entrenada para permanecer en la polaridad negativa, trabajemos para cambiarla de polaridad porque sola no lo hará. ¿Queremos ser felices y tener una vida llena de dicha y abundancia?, pues queridos amigos, comencemos a entrenar porque si no, pasaremos muchos años de nuestra existencia lamentándonos, culpando a otros, y esperando que alguien venga a rescatarnos o que las cosas cambien mágicamente para poder ser felices sin hacer nada.
Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com
«Si quieres conocer el pasado, entonces mira tu presente que es el resultado. Si quieres conocer el futuro, mira tu presente que es la causa.» Buda
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