Actualmente el estrés es un mal que afecta a muchas personas; se podría decir que es la enfermedad moderna, y digo enfermedad porque cuando el estrés se hace habitual en nuestras vidas produce insomnio, ansiedad, irritabilidad, agresividad, dolores de cabeza, alteraciones digestivas, cansancio persistente, baja autoestima y en casos agravados depresión. En el artículo de hoy hablaremos sobre su origen y causas, y en el siguiente aprenderemos a gestionarlo.
¿Por qué se produce el estrés?
La función principal de nuestro cerebro es mantenernos vivos, la mayor parte del tiempo está analizando el exterior en busca de peligros que puedan amenazar nuestra supervivencia. Todo lo que sea detectado como algo que pueda atentar contra nosotros, hace que nuestro cerebro encienda las alertas y se segreguen todas las sustancias necesarias para poder huir o atacar. Lo que sea nuevo, impredecible, incontrolable o que «amenace» nuestra integridad, disparará las alarmas.
Hace algunos años cuando veíamos un tigre dientes de sable, inmediatamente nuestro cerebro reptil activaba el sistema nervioso simpático, se enviaba un mensaje eléctrico a través de las neuronas a las glándulas adrenales para que inundaran nuestro cuerpo con adrenalina. De esta forma nos preparábamos para tener una respuesta de emergencia. Nuestras pupilas se dilataban, los músculos se tensaban y se aceleraba nuestra respiración con el fin de aportar más oxígeno, se aumentaba nuestro ritmo cardíaco para bombear más sangre a nuestros músculos y así poder luchar o huir rápidamente.
Al terminar la lucha o la huida, en el momento que nuestro cerebro se percataba de que habíamos sobrevivido y habiendo quemado la adrenalina previamente liberada, se activaba nuestro sistema de recompensa. El hipotálamo liberaba oxitocina y dopamina premiándonos por haber sobrevivido. Al no haber adrenalina en nuestro cuerpo podíamos relajarnos y ser felices.
En la actualidad no hay grandes fieras que puedan acabar con nuestra vida, realmente lo único que está acabando con nuestras vidas es el estrés. Este es el resultado de los altos niveles de adrenalina que liberamos día a día en nuestros organismos y que al no ser quemados se van acumulando. ¿Pero por qué no la quemamos?, la respuesta es sencilla, porque hay amenazas pero no podemos huir de ellas.
¿Por qué hay amenazas de las que no podemos huir?
La mayoría de las amenazas de hoy están alojadas en nuestro disco duro, si leíste bien, en nuestro disco duro; es decir, en la información que tenemos en la mente. Por esto es que cada persona reacciona de manera distinta a lo que sucede en el exterior, pues lo que para ti es un peligro para mí posiblemente no lo sea.
Desde muy pequeños recibimos información del entorno en el que nos desarrollamos, en este están incluidos nuestros padres, familia, educación, religión, cultura, conflictos sociales… Esta infinidad de datos van construyendo nuestro sistema de creencias, que es el conjunto de conceptos y limitaciones que rigen nuestra vida. En otras palabras, las gafas con las que observamos la realidad.
Imagina dos personas, A y B, cada una respectivamente esta esperando a una persona X. Previamente se acordó una hora específica y un punto de encuentro. Las personas X tienen 15 minutos de retraso. El tren en el que van ha sufrido un fallo y se ha detenido, pero no tienen señal en el móvil para avisar.
Entonces las amenazas que percibamos dependerán de nuestro sistema de creencias, y como este está alojado en nuestra mente no podremos huir porque no podemos alejarnos de nosotros mismos, por está razón se produce un fallo en el sistema.
Las amenazas de la actualidad están en nuestra mente, tenemos miedo a ser abandonos, al rechazo, etc.
Cada cosa que según nuestros lentes se entienda como peligro, encenderá nuestras alertas y hará que liberemos adrenalina en nuestro cuerpo; como mencioné anteriormente si no la utilizo, se quedará en mi cuerpo desarrollando enfermedades y evitando que nuestro sistema de recompensa se active pues la amenaza es continua y latente. De aquí que muchas personas para recompensarse de forma artificial sean dependientes del chocolate, el azúcar y otras sustancias que en exceso atentan contra nuestra salud.
Hoy en día vemos peligroso no encajar, no ser lo suficientemente guapos, no ser perfectos, no ser reconocidos, no ser aceptados, no ser los mejores, etc. nos hemos hecho esclavos de lo que la sociedad nos inculca, sin darnos cuenta que quien nos está poniendo en peligro somos nosotros mismos. Es indispensable que nos detengamos y comencemos a pensar en qué es lo realmente importante en nuestras vidas.
¿La salud y el bienestar o encajar en una sociedad con la que posiblemente ya no nos sentimos identificados?
Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com
“No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma” Krishnamurti