“He pasado la mitad de mi vida preocupándome por cosas que nunca me ocurrieron” Winston Churchill
No sé ustedes, pero yo, en muchas ocasiones he sido presa de imágenes mentales que me roban la tranquilidad, lo gracioso es que dejamos de disfrutar nuestro presente por estar enfocados en una posible situación futura que solo está sucediendo en nuestra imaginación.
En el momento que nos identificamos con la imagen de una circunstancia futura que no deseamos, se encienden todas nuestras alertas, nuestro instinto de supervivencia reacciona y busca la manera de huir o luchar contra cualquier cosa que represente peligro. Pero si esa situación está en mi imaginación y no en mi presente: ¿por qué me genera estrés y sufrimiento?, ¿puedo huir o enfrentar algo que no está sucediendo?, ¿qué puedo hacer para estar consciente de que está teniendo lugar solo en mi imaginación?
Por instinto de supervivencia, nuestra amígdala cerebral responde inmediatamente a cualquier situación amenazante. Imaginaria o no, la amígdala cumple con su función. En el momento que reconocemos algo que desde nuestra percepción nos vulnera, se activan todas las alertas y nuestro cuerpo y mente ponen su atención en huir o luchar. Para esto, se liberará adrenalina, aumentará la frecuencia cardiaca y se bombeará sangre a los músculos de manera más rápida, al estar enfocados en estas dos posibilidades perdemos la objetividad y nos concentramos solamente en ejecutar las opciones de evasión o ataque.
Al correr, nuestro cuerpo asemeja la idea de estar huyendo de un predador, después de un tiempo de actividad física, al detenernos, se liberan en nuestro interior sustancias de recompensa como las endorfinas con el fin de premiarnos por haber logrado sobrevivir. Ahora bien, si el evento al que debo enfrentarme no está sucediendo ahora sino que es una imagen futura, no podré huir de él y mucho menos enfrentarlo; por lo tanto permaneceré en estado de alerta por mucho tiempo y el sistema de recompensa no se activará, ocasionando un desgaste energético que puede llevarnos a colapsar, sentir ansiedad o caer en depresión.
Cuando nuestra energía vital está baja, somos más susceptibles a los impulsos del exterior y nos enfocamos en lo negativo en vez de en lo positivo de la experiencia.
Nuestra cultura y sociedad han evolucionado de tal forma que ahora nuestros peligros no son enfrentarnos a una gran bestia o quedarnos sin alimento. actualmente nuestros miedos son no ser reconocidos, no ser perfectos, no ser guapos, sentirnos abandonados, no tener suficiente dinero, no encajar, que nos invadan nuestro espacio o no ser aceptados entre otras muchas cosas.
Liberándonos del divagar mental
Sustituir los pensamientos que no nos generan paz
Cuando estamos desocupados, aparecen en nuestra mente pensamientos automáticos, estos provienen de nuestro inconsciente. Llegamos a observar imágenes en nuestras cabezas y comenzamos a darles fuerza, haciendo obras teatrales que nos atrapan por completo.
Estarás donde esté tu mente
Si estamos alerta, y logramos identificar el pensamiento que genera insatisfacción, podremos sustituirlo por uno que nos genere satisfacción. Todo necesita entrenamiento, no nos demos por vencidos y realicemos este ejercicio cada vez que el pensamiento automático aparezca.
Mantén tu Atención en el Presente
El único lugar donde podemos actuar, es aquí y ahora. Nuestro ego permanece viajando entre el futuro y el pasado con el fin de evitar disfrutar el presente, esto se debe a que él solo sabe de carencia y sufrimiento, por lo tanto en vez de pensar y valorar lo que tiene, anhela lo que no tiene. «La esencia del Ego vs La esencia del Ser».
Cada instante de nuestra vida vale oro. En cada segundo sembramos las semillas de lo que viviremos en el futuro, y del pasado aprendemos para no cometer los errores que nos han generado resultados insatisfactorios. Entonces en vez de divagar en el tiempo, viajemos en él solo con el fin de determinar qué semillas son o no adecuadas para nuestra siembra y disfrutemos el presente.
Actitud de Aceptación
Rechazar lo que vivimos en nuestro día a día, nos lleva a soñar con un futuro mejor o a añorar un pasado que nos genero felicidad, otras veces nos hace temer sobre situaciones que sentimos que pueden atentar contra nosotros, o a recordar experiencias que nos han hecho sufrir, esto hace que experimentemos una sensación de frustración. Cuando nuestra atención está enfocada en un punto en concreto, dejamos de percibir todo lo que hay y solo observamos el punto de referencia, nos perdemos infinidad de personas, cosas, situaciones, etc. que podrían estar haciendo nuestra vida más plena.
Si nuestra actitud se concentra en aceptar y valorar cada momento que vivenciamos, podremos saborear todo lo que el entorno tiene para ofrecernos.
“El miedo no es real, el único lugar donde puede existir es en nuestros pensamientos del futuro. Este es producto de nuestra imaginación y nos lleva a temer cosas que no están sucediendo en el presente y que posiblemente no sucedan nunca. El peligro es real, el miedo es una elección. Todos nos estamos contando una historia a nosotros mismos, el día que dejé de sentir miedo y comencé a estar presente, mi historia cambió” Diálogo de la película After Earth.
Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com
«Solo existen dos días en los que no puedes haber nada. Uno se llama ayer y el otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir.» Dalai Lama
Foto: Fotolia.com
Muy de acuerdo con tu artículo, dejar de lado las rutinas mentales para enfocarnos en el presente y lo positivo de las situaciones y el momento que vivimos, creo que es el gran reto que una gran parte de nuestra sociedad tiene por delante.
Por mi parte, es una lucha constante de la que cada vez soy más consciente.
Has escrito un artículo directo, conciso, fácil y agradable de leer, una grata lectura de domingo.
Saludos.
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Muchas gracias Yolanda por todo el apoyo y los buenos comentarios. La vida en definitiva es una escuela, una camino en el que a través del aprendizaje evolucionamos.
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