Hace varios años, alguien muy especial para mí, mi maestro Gerardo Schmedling, en una de sus conferencias mencionó las siguientes palabras: “Lo que nos molesta de los demás, es lo que negamos en nosotros mismos”. Esta frase retumbó en mi corazón y se generó bastante rechazo hacia esta idea tan simple y reveladora. En mi interior, mi mente no paraba de cuestionar dicho concepto, ¿Cómo era posible que lo que más me molestaba y criticaba de alguien estuviera en mí? En su momento me pareció una locura, pero como él también me había enseñado a no creer nada de lo que me decían, y a verificar cada concepto para convertirlo en verdad; tomé la decisión de aplicarlo en mi vida e intentar entender cómo podría funcionar, para beneficiarme esa idea tan desagradable.

Hoy cuando miro atrás agradezco el aprendizaje que esta herramienta tan poderosa me proporciona. Ahora valoro a cada persona que produce molestia en mí, ya no los veo como enemigos sino más bien como entrenadores, son ellos quienes revelan mis puntos débiles permitiendome trabajarlos y ser cada día un mejor ser humano. Entendí que esta idea era desagradable para mi ego pero no para mi ser.

Proyectamos a nuestro alrededor lo que tenemos dentro. Si siempre estamos pensando de manera negativa, viviremos en un entorno negativo; si somos amorosos, estaremos rodeados de amor; si en nuestro interior hay conflicto, lo que nos rodeará será el conflicto; si somos generosos, serán generosos con nosotros; si somos agresivos, las personas que nos rodean serán agresivas, etc. Es muy importante comprender que todo lo que se manifiesta en nuestra realidad es la materialización de nuestras ideas mentales, comportamientos, intenciones y actitudes.

La raíz o el origen de nuestro mundo no está afuera y mucho menos en los demás, está en nosotros mismos.

Nos atraen los seres humanos que tienen características que nos gustan de nosotros, compartiendo con ellos las reafirmamos y potenciamos nuestras cualidades. De igual manera rechazamos a los que nos muestran lo que negamos de nosotros. La forma cómo las personas se relacionan con cada uno de nosotros en cada aspecto de nuestras vidas, es la forma cómo nos relacionamos con nuestro ser, por ejemplo: Si busco reconocimiento y no lo recibo, es por que no me estoy reconociendo; si en alguna situación me siento rechazado, es porque hay algo en mí que rechazo, buscar aprobación es un síntoma claro de no proporcionármela. «Ves afuera lo que hay en tu interior»

No sólo recibimos lo que damos a los demás, sino también lo que nos damos.

Muchas veces experimentamos vivencias o nos vemos obligados a compartir con personas que no nos agradan, es en este momento cuando más alerta debemos estar, estas relaciones son la herramienta perfecta para encontrar qué tenemos que sanar.

Sabremos si hemos sanado cuando eso que tanto nos incomodaba del otro deja de molestarnos, usualmente ese tipo de personas se alejan de nuestra vida y la experiencia que nos generaba sufrimiento, dolor o rechazo, deja de repetirse.

Pasos para Sanar

Somos Perfectos

La necesidad de ser perfectos y cumplir con los parámetros sociales, nos lleva a vivir tras una máscara de patrones de comportamiento. Cada uno de nosotros es distinto, no podemos actuar todos de la misma manera, eso sería eliminar nuestra esencia y vivir en la mentira estancando nuestra evolución.

Comprender que somos perfectos por el simple hecho de existir nos ayudará a aceptarnos realmente como somos, sin la necesidad de disfrazar o esconder nuestros defectos.

Reconocer la Luz y la Oscuridad de nuestro ser

Habiendo entendido que lo que nos hace seres humanos es la mezcla de lo negativo y lo positivo que hay en nosotros, podremos comenzar a ver nuestra parte oscura; aceptándola y reconociéndola abrimos la puerta al cambio. En varios artículos he mencionado, que es saliendo de la negación como podremos sanar y trascender nuestras limitaciones, no seremos capaces de tomar acción para transformar algo si creemos que no existe.

Comencemos a mirar hacia dentro y evitemos responsabilizar o culpar a todo lo que nos rodea, observémonos atentamente, cada sensación, cada emoción y cada sentimiento está mostrándonos la semilla de lo que no nos gusta de nuestra realidad externa.

La paja en el ojo ajeno

La próxima vez que tengamos la oportunidad de compartir con alguien que nos hace sentir molestia o incomodidad, agradezcámoslo porque será el inicio para sanar un componente negativo de nuestro ser.

  • Observa muy bien qué genera esta persona en tu interior, siente en qué parte de tu cuerpo se genera la molestia o el rechazo.
  • Analiza qué es lo que más te incomoda: Su forma de hablar, su lenguaje corporal, etc.
  • Cuando ya no estés con la persona en cuestión, haz una lista en orden de prioridad de todas las características que te molestaron y a lado de cada una escribe la emoción que experimentaste.
  • Siendo muy sincero contigo mismo y con mucha humildad pregúntate: ¿cuáles de esas características son parte de ti?, si te cuesta mucho reconocerlas pide ayuda a alguien en quien confíes y hazle la misma pregunta.

En el momento en que nos hacemos conscientes de lo que necesitamos sanar, el universo abre la puerta de todas las posibilidades permitiéndonos encontrar respuestas y métodos para nuestra transformación. Nuestro mundo es una expresión de nosotros mismos, es por eso que dos hermanos que viven bajo el mismo techo pueden tener conceptos tan distintos sobre la vida y sobre las personas.

Cambiemos nuestro interior y cambiaremos nuestro entorno; atrevámonos a hacer un viaje hacia lo más profundo de nuestro ser  para transformar lo que no nos sirve y comenzar a hacernos correspondientes con la plenitud, la abundancia, el amor, la alegría, la felicidad, la buena energía… creando nuestro mundo soñado desde el sabio que llevamos dentro.

Escrito por Catalina Lobo para VALORARTEblog.com

 

“Lo que niegas te somete y lo que aceptas te transforma” Carl Gustav Jung

Foto: fotolia.com